martes, 20 de marzo de 2012

Nunca ha habido tantos motivos para una huelga general


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Carlos Fonseca.- 18/02/2012

Mariano Rajoy ha desvelado su receta para crear empleo: cargarse el Estatuto de los Trabajadores. La nueva reforma laboral (demolición es el término más ajustado) da todo el poder a los empresarios, que desde ahora pueden decidir sobre salarios, jornadas laborales, movilidad y cómo, cuándo y a cuántos despiden, sin apenas coste y sin necesidad de negociar con los trabajadores.

Cuando Rajoy pisaba la moqueta de La Moncloa solo de visita decía que abaratar el despido no generaba empleo y se comprometió a no subir los impuestos. Esperen a recibir la nómina de este mes para comprobar cuánto les sisan con la subida del IRPF, y lean esta sucinta exposición de la nueva, bonita y barata reforma laboral.

1) La indemnización por despido improcedente pasa de 45 a 33 días por año trabajado, con un límite máximo de 24 mensualidades; pero son tantas las causas que hacen procedente un despido (20 días de indemnización) que los primeros serán la excepción y los segundos la norma.

2) En el caso de los despidos colectivos se suprime la autorización previa de la autoridad laboral y basta con que la empresa prevea pérdidas (no que las tenga) o que sus ingresos disminuyan durante tres trimestres consecutivos (aunque siga teniendo beneficios). Un ejemplo: hace dos años la empresa “fulano de tal” ganó 10 millones de euros; el pasado ganó 12 millones, y el actual 11. No pierde dinero, gana, pero no supera los beneficios obtenidos el año anterior y puede acordar un ERE por “disminución persistente de su nivel de ingresos o ventas”.

3) Cuesta creerlo, pero hay empresarios que tienen corazoncito y aunque sus ingresos disminuyan durante tres trimestres consecutivos (aunque no entren en pérdidas) en lugar de despedir se conforman con bajar el sueldo a sus empleados. Sin necesidad de acuerdo, ni con ellos ni con el comité de empresa, por decreto ley, como la reforma. Ganas menos ¡pero tienes trabajo!, y mejor muerto de hambre que parado.

4) Más madera: los convenios son papel mojado. Si su comité de empresa ha firmado con la empresa un convenio que establece, entre otras cosas, una subida salarial del 0,005% (contención en atención al periodo de crisis), ésta puede incumplir el pacto con la sola previsión de a futuras pérdidas (descuelgue se llama).

5) No se pongan ustedes enfermos, y si no pueden evitarlo, no dejen que su médico de cabecera les dé la baja, y si en el peor de los casos se la da, pónganse buenos deprisa y no recaigan, porque corren el riesgo de quedarse en el paro. La reforma permite al empresario ponerle de patitas en la calle por faltas de asistencia al trabajo intermitente, aunque estén justificadas, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25 % en cuatro, en ambos casos dentro de un periodo de doce meses.
Si desaparecen las reglas laborales, el trabajo se precariza y el miedo se extiende, la gente ahorra y no gasta en previsión de tiempos peores y, por supuesto, no se endeuda no vaya a ser que no pueda pagar sus compromisos con el banco
Un ejemplo: tiene usted una jornada de 176 horas mensuales, a razón de 8 horas diarias en 22 jornadas laborables; le da un jamacuco y está cinco días de baja (40 horas). Se recupera, vuelve al trabajo y a las tres semanas se resiente y vuelven a darle la baja, en esta ocasión durante cuatro días (32 horas). Ha faltado al trabajo 72 horas sobre una jornada total de 350 horas (2 meses); es decir, más de un 20% (70 horas). Resultado: a la calle con una indemnización de 20 días por año y un máximo de 12 mensualidades.

6) La reforma prevé, ¡aleluya!, un nuevo contrato bonificado para pymes con menos de 50 trabajadores. Si el agraciado no ha cumplido los 30 años el empresario se ahorra 3.000 euros en cotizaciones durante el primer año; tiempo en que el trabajador está en periodo de prueba. Transcurrido el mismo, el empresario se puede deshacer de él sin indemnización, sin tener que dar explicaciones a nadie y sin necesidad de que la empresa tenga pérdidas. La modalidad se denomina “despido porque a mí me da la gana” o “despido porque sí” en versión abreviada.

7) Los emprendedores (bonita palabra) que contraten a un parado pueden deducirse fiscalmente durante un año el 50% de la prestación por desempleo que cobraba su nuevo trabajador. Éste, a su vez, puede completar su salario de miseria con el 25% de la prestación que cobraba, también durante un año. ¿Quién va a contratar entonces a un parado de larga duración que ha agotado su prestación, o a un joven que intenta incorporarse al mercado laboral? Nadie mientras haya desempleados “subvencionados”.

y 8) Los convenios de empresa tienen prioridad sobre los sectoriales, cosa que ya ocurría, pero con una salvedad: el convenio del sector era la base mínima, el suelo que el convenio de empresa no podía traspasar a la baja. Ahora, un empresario puede amenazar a sus trabajadores con despidos para que acepten un convenio con retribuciones más bajas y menos derechos de los recogidos en el del sector. Si éste dice que ningún trabajador puede ganar menos de 1.000 euros, el de su empresa puede rebajarlo, por ejemplo, a 800 euros. ¿Para qué valen entonces los convenios sectoriales? ¿Y los de empresa si el empresario puede incumplirlos?

Así es imposible generar empleo. Si las familias ganan cada vez menos, pagan más impuestos y la inflación sube, pierden capacidad adquisitiva y consumen menos. Si desaparecen las reglas laborales, el trabajo se precariza y el miedo se extiende, la gente ahorra y no gasta en previsión de tiempos peores y, por supuesto, no se endeuda no vaya a ser que no pueda pagar sus compromisos con el banco.

La consecuencia es una crisis de consumo que se volverá contra los mismos empresarios que ahora se frotan las manos por el poder que el Gobierno ha depositado en ellos, porque si la gente no compra, ellos no venden. Con este panorama, que no tiene visos de mejorar en el corto plazo, nunca ha habido tantos motivos para convocar una huelga general.

¿Para qué; qué vamos a conseguir con ello?, dicen quienes nunca se comprometen y solo se mueven si tienen la certeza de que con ello van a obtener algo. Los empresarios y el Gobierno intentarán desmovilizar a los indignados con una llamada a la responsabilidad, al “no está el país para huelgas”, y harán números sobre los millones de euros que se pierden cada jornada de paro. De lo que no hablarán es de las responsabilidades de la crisis, de la estulticia de unos y la codicia de otros, pero con eso hay que contar.

Todo lo que va mal es susceptible de empeorar, y por eso hay que decir a los sindicatos que convoquen ya la huelga general, no vaya a ser que el Gobierno las prohíba, que todo se andará.

jueves, 1 de marzo de 2012


ASAMBLEA DE DELEGADOS DE UGT-LEON

En la Asamblea de delegados de UGT de León, celebrada el pasado día 28 de Febrero de 2012, se informó de los contenidos de la Reforma Laboral, aprobada por el Gobierno del PP el pasado 11 de Febrero de 2012. En este sentido desde UGT entendemos que esta Reforma es perversa y dañina para el conjunto de la sociedad Española, los únicos beneficiados de dicha reforma son los empresarios, ya que les facilita el despido y en ningún aspecto potencia la creación de empleo.



La Ministra de Trabajo, cuando presentó esta reforma, dijo creara empleo y empleo de calidad. Después de estudiar esta reforma creemos que se va a destruir empleo, no va a crear empleo y si lo crea será empleo en precario. Esta legislación laboral es la misma que se le a impuesto a Grecia, nos quieren culpar a las trabajadoras y trabajadores de este país de una crisis que no originamos.

Esta reforma privatiza los servicios públicos de empleo, dando a las empresas de trabajo temporal la consideración de agencias de colocación, por lo cual para poder trabajar tendremos que pagar. El gobierno del PP, cuando estaba en la oposición, se quejaba de que había muchos tipos de contrato de trabajo y ahora no elimina ninguno, sino que acopla otro tipo de contrato por el que el trabajador podrá estar un año en periodo de prueba, que en caso de que el trabajador no supere este periodo de prueba podrá ser despedido sin acogerse a la prestación por desempleo. Así mismo, en empresas de menos de 50 trabajadores, se bonifica la contratación de trabajadores menores de 30 años y mayores de 45 años, a las personas que se encuentran en la franja de entre 30 y 45 años les va a costar un mundo encontrar un empleo.



En el tema de despidos esta reforma potencia el despido por causas objetivas, con una indemnización de 20 días por año de servicio con el tope de 12 mensualidades, desaparece el despido improcedente, ahora si un trabajador es despedido tendrá que impugnar este despido y si el juez lo declara improcedente cobrará una indemnización de 45 días por año trabajado hasta el 11 de febrero de 2012 y de 33 días por año trabajado desde esta fecha con un tope de 24 mensualidades, cuando antes eran 42 mensualidades.

En expedientes de regulación de empleo a partir de esta reforma el empresario los puede aplicar sin llegar a un acuerdo con la representación legal de los trabajadores. Esta es una más de esta reforma, ya que antes la empresa tenia que demostrar las causas para realizar estas medidas, ahora no lo necesita.

Otro tema espinoso es el absentismo, antes se miraba en el computo de la empresa, ahora es por persona. Si un trabajador se ausenta el 20% de su jornada en 2 meses, o el 25% durante 4 meses discontinuos en un periodo de 12 meses podrá ser despedido.

A partir de la reforma las prestaciones por desempleo pasan a ser una subvención, ya que para poder percibirlas se realizaran trabajos para la comunidad. La negociación colectiva es otro tema espinoso, a partir de ahora si un convenio no se negocia en el plazo máximo de 2 años, este pierde toda su validez, antes se mantenía su validez hasta que se negociara un nuevo convenio. Si una empresa baja sus ventas o prevé bajarlas durante 3 trimestres podrá efectuar una rebaja salarial, nuca menos del salario mínimo interprofesional.

Por tanto solo podemos decir que estamos ante una reforma que anula el Estatuto de los Trabajadores, perdiendo todos los derechos adquiridos y volviendo a la década de los 60, y reafirmarnos en que esta reforma está desarrollada por y para beneficiar exclusivamente al sector empresarial de este país, olvidándose de los trabajadores de este país. Y todavía falta el trámite parlamentario, donde se aprobaran los reglamentos de desarrollo de esta reforma, que en el momento que los conozcamos los valoraremos, aunque no podemos esperar algo bueno de ellos.